Introducción

Siempre he querido tener un espacio en el que pueda publicar mis escritos para aquellos que los quieran leer, no sigo reglas y simplemente dejo a mi imaginación que escriba lo que quiera decir. Escribo de todo, de la vida, bitácoras de viajes, lo que me preocupa y mil cosas más. Bienvenidos a todos aquellos que quieran conocer mi mundo!

viernes, 24 de abril de 2020

CRÓNICA DE UNA CUARENTENA

Hace unos meses pensaba que el Coronavirus nunca llegaría a Madrid, que se quedaría en China… cuando llegó a Italia, la cosa fue cambiando… ya ni decir cuando llegó a España, todo reventó en cuestión de días sin poder tener tiempo ni de reaccionar. El 9 de marzo se decretó el cierre de colegios y universidades, yo seguía trabajando en mi labor comercial como si nada pasara; muchos que pensaban como yo, que esto no sería grave, se lo tomaron como un motivo para ir de Vacaciones y se fueron a la playa para aprovechar el buen tiempo de aquellos días. El martes 10 de marzo el virus ya era incontrolable, ese día le dijeron a mi marido que dividirían la plantilla de su empresa en dos: unos irían un día a trabajar y los otros al siguiente día… pero al final del día la condición cambió: todos trabajarían desde casa sin excepción a partir del 11 de marzo (la mayoría de las empresas adoptaron esta medida, las que no lo hicieron en esa fecha lo tuvieron que hacer después). Mientras tanto yo seguía en mi labor de buscar clientes caminándome las calles de Madrid… aunque ya empezaba a tener mucha incertidumbre y miedo. Ese fin de semana, el sábado, teníamos programada una cata de cerveza con unos amigos desde hacía un mes, sería la despedida antes de empezar “la cuarentena”; pero pasó como iba pasando con todo, los planes tuvieron que cambiar. El jueves 12 de marzo el problema ya era muy grave… con mi marido decidimos encerrarnos y adelantarnos a lo que pudiera pasar (ya era un hecho que decretarían el encierro obligatorio para todos), para ello tuvimos que tomar medidas inmediatas: la primera fue cancelar nuestra tan anhelada cata cervecera (aunque al final no la hubiéramos podido hacer, por el cierre de los bares y los restaurantes que se decretó al día siguiente); la segunda fue organizar todo para confinarnos totalmente, comprando la comida necesaria para por lo menos 15 días y despidiéndonos de nuestros familiares cercanos sin tener ningún tipo de contacto físico con ellos (esto lo hicimos al día siguiente); la tercera, la más complicada para mí, fue que debía dejara de trabajar… no podía seguir exponiéndome sin sentido a contraer el virus estando en contacto con todo tipo de personas (igual lo hubiera tenido que dejar por las restricciones impuestas más adelante por el Gobierno). Aquellos que se fueron a pasar “vacaciones” a la playa tuvieron que regresar de urgencia a sus casas, pues se temía que cerraran Madrid y otras comunidades, como habían cerrado ya la comunidad de Cataluña. El 14 de Marzo decretaron el Estado de Alarma, con el cierre de las ciudades, los bares, los restaurantes, entre otros negocios que no fueran de primera necesidad… lo que traducía en que todos debíamos quedarnos en casa sin salir a ningún lado, ni siquiera a las zonas comunes de los conjuntos residenciales, a excepción de casos muy puntuales con un salvo conducto. De esta forma todos tuvimos que hacer un alto en nuestras rutinas… tuvimos que cancelar planes, viajes, posponer metas laborales, suspender bodas y mil cosas más. La vida quedó detenida en un minuto… o eso me pareció por un momento, porque al final nos dimos cuenta que la vida no para y tuvimos que seguir pese a las circunstancias; adaptándonos al encierro, mezclando nuestras vidas laborales con las familiares, creando actividades que antes nos parecían absurdas para mantenernos entretenidos y no enloquecer.

Desde entonces hasta hoy seguimos sin tener clara cual será la fecha en que podremos volver a salir.  Ya llevamos 42 días de cuarentena y el estar encerrados se ha vuelto normal, hace parte de nuestra cotidianidad. Los que aun tienen trabajado, trabajan desde casa; los que no, buscan actividades para pasar el tiempo; los que trabajamos por nuestra cuenta, intentamos mantener a flote nuestros negocios buscando nuevas estrategias en el baúl de nuestra imaginación. Pero eso no puede ser todo, llega una hora del día en que siempre nos preguntamos ¿y ahora qué puedo hacer? Así, surgen entones las mil y una formas para no aburrirnos en cuarentena. Un amigo, adicto al deporte, corre de un lado a otro por el pasillo de su piso durante 30 minutos, dice que logra recorrer hasta 5 kilometros pero que inevitablemente pierde velocidad cada vez que le toca devolverse (causa un poco de risa, ¿cuando nos imaginamos que íbamos correr por un pasillo repetidas veces y lo veríamos como algo normal?). Una gran  amiga ya se ha leído 8 libros, yo decidí limpiar y ya casi termino con todos los armarios y gabinetes de mi casa (cuando termine me tocará volver a empezar para no perder la rutina). Ayer me enteré que una compañera de trabajo está diseñando tapabocas para las mujeres que deseen mantener su estilo durante la pandemia, me contaba que usaría telas de animal print, tachuelas, brillantes, entre otros (me gustaría imaginar como sería el tapabocas para un motero). Cada cual utiliza su tiempo libre como le apetece para evitar enloquecer… eso sí… a las 8 de la tarde, todos los días, salimos a nuestros balcones y ventanas para aplaudir a los cuerpos de salud que se juegan la vida en los hospitales, también aplaudimos por aquellos que deben seguir en sus puestos de trabajo por ser indispensables. Aunque yo no salgo todos los días, cada vez que salgo encuentro una nueva dinámica entre los vecinos: la última vez que salí vi a un vecino con pasamontañas, gafas oscuras, bailando como si fuera el dj de una discoteca, acompañado de unos pequeños parlantes con música a los que le pone un megáfono de niños para que se oigan mejor… mientras su pareja hondea la bandera de España saludándonos a todos como si fuéramos los mejores amigos (cual si fuera la animadora de un crucero vacacional); hay otro que en el fondo, y luego de 5 minutos aplaudiendo, siempre grita “Nos vemos mañana”… (es divertido ver a los vecinos en esta dinámica, antes ni siquiera sabía quien vivía en la ventana de al lado). A pesar de esto, debo decir que yo vivo en un conjunto bastante aburrido, en otros conjuntos residenciales juegan bingo de balcón a balcón, hacen entrenamiento personal todas las mañanas; en otro barrio hay un niño que sale a cantar a determinada hora del día: “hola don pepito, hola don José”, lo divertido es que los vecinos le responden “¿Pasó usted por su casa?” y así continúan la canción entre el niño y los vecinos… alucinante… todos nos relacionamos desde las ventanas y los balcones, esto se ha vuelto parte de nuestra cotidianidad. Otros que son cantantes dan conciertos desde sus balcones; los que bailan, bailan para todo el barrio (y yo me pregunto… ¿Por qué no me habrá tocado ser vecina de los hombres G para oír un conciertico?)

Usamos el tiempo para ayudarnos, para acompañarnos, para descubrir nuevas versiones de nosotros (como la animadora del frente de mi ventana que seguro podrá buscar trabajo cuando esto termine en una cadena de cruceros), para limpiar los rincones de nuestras casas, para buscar nuevos espacios como el pasillo para correr,  para recuperar nuestros hobbies. Así nos tuvimos que reinventar, pues la vida sigue para quienes seguimos vivos, a pesar de la cuarentena.

jueves, 2 de abril de 2020

¿Y TÚ... CUANTOS DÍAS DE CUARENTENA LLEVAS?

Este parece hoy el idioma universal… En todos los países, todos estamos en nuestras casas contemplando la vida pasar desde nuestras ventanas; como si fuera una película apocalíptica, cómo si todos fuéramos presos, cómo criminales pagando por nuestras culpas. En epidemias de otros tiempos eran castigos de Dios, enfermedades traídas por soldados lejanos y otros más; quizás hoy somos los culpables y pagamos por delitos cometidos al planeta como dicen los miles de memes que apareen en las redes sociales: aquellos que catalogan a los humanos cómo el virus que destruye y por fin está en jaulas, dejando respirar al planeta. Seguro tienen razón, pero desafortunadamente yo hago parte de esta especie que hoy llora y ve morir a sus familiares en frente de sus ojos sin poder decir adiós; veo mi ciudad que amo desde mi ventana llena de soledad en sus calles y sin el espíritu festivo que la caracteriza; como tantos otros me quedé sin poder trabajar porque para cuidar a nuestros viejos necesitamos darnos un respiro y quedarnos en casa para poder salvarlos. Soy el virus que lloro y estoy desesperanzada como muchas otras personas más.

Hoy quiero hablar de mi ciudad, de la aventura que inicié en ella hace más de 4 años y de lo que veo hoy por mi ventana. Vivo en Madrid… dejé mi vida en Colombia, mi familia, mis amigos y vine a aventurarme en esta hermosa ciudad de 7 puertas abiertas para todos. En ella cambié de profesión, conocí a mi pareja (que además de enamorarme con su encanto peculiar de chulo madrileño), me enseñó sus calles estrechas, sus bares, sus monumentos y sus costumbres. Aun recuerdo la primera vez que me fui de fiesta, era el mes de octubre y todavía hacía buen tiempo; me encantaba ver las terrazas llenas de gente, la alegría, los bares a reventar y siempre un motivo para juntarse y tomar una caña o un vino. Esa es Madrid… o era Madrid… una ciudad llena de cultura, de diversión, de historia, de vida, de alegría y de bares… Hoy… una ciudad fantasma la cual por primera vez cerró sus puertas monumentales, sus bares y la gente se encerró en sus casas sin poder brindar; La Plaza mayor, La Cava de San Miguel sin un turista ni un madrileño tomando un vino; La Puerta de Alcalá majestuosa contemplando su soledad. La misma historia se cuenta en París que cerró sus puertas a los amantes, Venecia que aparcó las góndolas, New York que al final si tuvo que dormir, Bogotá sin trancones, Disney que apagó su magia, hoy ningún camino conduce a Roma, y otras más que diariamente vemos en internet… pero nadie ha dicho que Madrid cerró sus bares y cerró sus 7 puertas.     

A diario me levanto, miro por la ventana a la calle vacía y sigo mi rutina para no enloquecer. Pero no puedo evitar que mil preguntas me retumben en mi cabeza: ¿tendremos trabajo cuando esto termine?, ¿quienes quedaremos al final?, ¿habrá sido la última vez que vimos a nuestras familias?, ¿qué irá a pasar en el mundo? ¿La epidemia seguirá una vez salgamos de la cuarentena y todos nos volveremos a contagiar?… La impaciencia comienza reinar, el Coronavirus no discrimina clase social, ocupación laboral, color de piel, cantidad de dinero en el banco… pero si discrimina la edad... no le da igual a un abuelo de 70 años que un niño de 5 años. Se cuida la vida del niño, la del viejo se deja un poco de lado. Esta situación me causa un escozor que me recorre toda la espalda. Pero aquí estamos y aquí seguiremos los que nos adaptemos y logremos sobrevivir a este virus. Y si la forma de salvar a nuestros viejos es quedarnos en casa, pues vale la pena que Madrid cierre sus bares y que todo permanezca en soledad, porque ellos… nuestros viejos lo valen todo.

Hoy estoy en mi día 21 de cuarentena, este escrito lo he revisado 500 veces y siempre tengo algo nuevo por decir. Mis amigos y mi familia están repartidos por todo el mundo y la pregunta que siempre nos hacemos cuando hablamos es: ¿Y tú… cuantos días de cuarentena llevas? ¿Estás bien? ¿Cómo andan tus viejos? ¿Qué es lo que mas extrañas de tu ciudad?

lunes, 8 de mayo de 2017

¿SALIR DE MI ÁREA DE CONFORT?

En una entrevista de trabajo me dijeron que buscaban personas que estuvieran dispuestas a salir de su área de Confort y buscaran siempre cosas nuevas, con iniciativa y dispuestas a reinventarse en cada nuevo reto; me preguntó entonces si estaba dispuesta a salir de mi área de confort… Yo me quedé en silencio sin saber que contestar. ¿Salir de mi área de confort? me contesté entonces a mi misma sin emitir palabra: “pero si eso es lo que hago todos los días desde que inicié mi nueva vida en Madrid, todos los días busco un motivo para reinventarme, ordenar mis pensamientos y tratar de no cometer los mismos errores”. Aun en silencio me armé de valor y contesté al entrevistador: “mi curriculum habla por mí, pues inicié una nueva vida en un país diferente al mío”. No sé si la respuesta convenció o no a mi entrevistador, pero me volvieron a llamar… así que… creo que acerté con la respuesta. Al salir de la entrevista me quedé pensando a cerca del tema, de cómo había salido de mi zona de confort y me entró una gran nostalgia… no sé todavía si fui, o sigo siendo, una valiente o una tonta, pero todos los días lucho por esta nueva vida que me empeñé en vivir hace ya un tiempo.

Cuando llegué a España con mis sueños en la maleta y dejando los recuerdos en mi país, para atreverme a empezar de nuevo, tuve un millón de tropiezos, de lágrimas y en medio de todo hasta sonrisas. Los primeros días no fueron fáciles… la cultura, las costumbres y la forma de pensar son muy diferentes. Solo conocía tres expresiones: “Eso no se hace”, “Eso no se dice” y “eso no se usa”. Solía pasar horas al frente de mi ropero pensando como vestirme, no quería hablar porque seguro no entenderían lo que iba a decir y cuando pedía un tinto me daban una copa de vino; sentía que no pertenecía a este lugar. Sin embargo con los días llegaron los momentos felices con las fiestas, los nuevos amigos y ese alguien especial que no podía faltar.


Volver a empezar no es fácil… es muy difícil. Hay días que me pregunto cómo fue posible que cambiara mi vida… pero veo mi nueva casa, la familia que yo escogí, los amigos que quiero tanto y a esa persona especial que llena mi días de cosas encantadoras y todo vuele a tener sentido. Esta es la aventura que yo construí y por lo que decidí apostar. Sin darme cuenta dejé de ser turista para ser la eterna extranjera en Madrid. Ahora pienso que vale la pena salir del área de confort, probar y afrontar nuevos retos por difíciles que parezcan. Siempre vale la pena y la condición en no decaer. Entonces me miro y me respondo esa pregunta: “Ya una vez salí de mi área de confort y estoy dispuesta a salir de ella las veces que sea necesario siempre y cuando vaya detrás de mis sueños”.  

lunes, 2 de noviembre de 2015

CUANDO YA NO TIENES MÁS QUE DECIR… MANDAS UNA CARITA FELIZ


Vivimos en un mundo cibernético en el que dependemos más del teléfono, con plan de datos, que de nuestros propios ojos. Ya parece que caminamos por osmosis pues casi todos vamos mirando el nuevo mensaje que nos acaba de llegar y perdemos de vista el hueco en el que seguro metemos el pie. Debemos estar pendientes del celular 24 horas al día y 7 días a la semana… si por cualquier cosa no vemos el mail que nos llegó, los clientes nos llaman histéricos diciendo que hace más de media hora que enviaron el mail y no han recibido respuesta. Ya no hay como decir: “es que estaba en una reunión”, “estaba ocupada” o cualquier otra cosa… ahora es una obligación estar conectados todo el tiempo.
Este nuevo mundo de los teléfonos y su conectividad todo el tiempo activo, nos ha llevado a generar un nuevo idioma de abreviaturas y siglas que se volvieron parte de nuestra cotidianidad. Según el nuevo abecedario cibernauta aparecieron expresiones como OMG (que además viene traduciendo una frase en ingles: Ho My God), reapareció de nuevo el conocido y tradicional TQM (te quiero mucho), se usan solo las iniciales del nombre y el apellido para referirse a alguien, que mejor que responder OK cuando lo que acaba de decir nuestro interlocutor nos ofende en lo más profundo del alma o queremos terminar la conversación de una forma rápida y cortante, en muchas ocasiones cuando decimos OK lo que queremos decir es: “listo piense lo que quiera pero yo no estoy de acuerdo y podemos tener problemas en el tema”… Pero lo mejor de todo son las emotions o caritas que usamos para supuestamente complementar nuestras conversaciones… aunque en realidad las usamos cuando no tenemos más que decir o cuando queremos cerrar el comentario hiriente y sarcástico que acabamos de hacer. También las utilizamos para evadir alguna respuesta importante, cuando nos quedamos sin palabras o cuando simplemente no tenemos nada más que decir. Es el mejor recurso y entre más tiernas sean mejor.
Hace poco recibí un reclamo, claro de alguno de los sapos que suelo besar y nunca se convierten en príncipes. Me hizo un comentario sarcástico y lo cerró con una carita y un guiño… creo que para hacerme sentir menos mal, sin embargo a mi me dio más rabia que ternura. Es el mejor recurso que se pudieron inventar para tratar de cambiar el sentido de las cosas y para mandar a la otra persona para la porra en un segundo. Ese día, cuando recibí la carita, quise tener al sapo al frente con la carita del guiño en vez de su cara real y sacarle el ojito que tenía cerrado solo para expresar mi rabia. Sien embargo después reflexioné y me di cuenta que yo las uso de la misma forma. Por ejemplo cuando a uno por chat le declaran amor eterno… lo primero que uno pone es una carita feliz agradeciendo que te lo digan pero en realidad no sientes lo mismo entonces pones : J Otra es Cuando a uno le da rabia lo que el otro acaba de decir mandamos una manita con el dedo gordo para arriba reemplazando el OK, esto significa que uno se acaba de molestar un poco con lo que acaba de decir el otro pero uno está tan bravo que no vale la pena ahondar en el tema… Pero que tal cuando a uno le cuentan un chisme…  solo pones la carita con gafas. Otra es cuando a uno el tipo que no le gusta le dice que está divina en su foto de perfil, lo mejor es poner la carita sonrojada y con la sonrisa insinuada  para no ser descortés pero en realidad lo estás mandando al carajo. Eso sí cuando nos dice algo el tipo que nos gusta, nos regamos en prosa y le escribimos las cosas más lindas que se nos vienen a la mente; cuando es una persona x que no nos interesa solo ponemos la carita feliz y cerramos el chat para no ahondar ni comprometerse con nada. Que tal cuando un ex nos dice algo que nos mata de la rabia… lo mejor es cerrar la conversación con una carita y cerrar el chat para no molestarnos más con lo que dice.

Yo soy una fiel cibernauta que goza usando las emotions y que además bajo todas las que encuentro. He descubierto que lo mejor de las emotions del mundo virtual es que te permiten mandar a alguien para la porra de una forma muy educada y no tienes que ahondar en temas de los que no quieres hablar. Además dices tácitamente si alguien te interesa o no. Pero lo que es claro es que te da la forma de decir algo cuando de verdad no sabes que decir… Y… como ya no tengo nada que decir para terminar debo decir:

domingo, 5 de julio de 2015

¿QUIEN SERÁ EL CREADOR DE MI PROPIA HISTORIA?

Había una vez una niña a la que le gustaba cantar, bailar y crear historias de fantasía que solía escribir en un pequeño cuaderno de corazones al que llamaba su “Diario”. Tenía grandes sueños y todo el tiempo estaba fantaseando a cerca de cómo sería su vida cuando fuera grande. Además tenía la peculiaridad de acordarse siempre de lo que soñaba, entonces muchas de sus historias eran un mix entre lo que soñaba y lo que fantaseaba. Esa niña era yo… Cuento esto pues quiero contar que una noche tuve un sueño del cual hice toda una historia y traté de sacar de él hasta una novela. Soñé que vivía en el tiempo de la conquista española… Yo era como una Cenicienta y de un momento a otro me convertí en la ama y señora de la casa. Cuando desperté quise hacer mi propia historia. En aquel momento no teníamos computador en mi casa, por lo que desempolvé la maquina de escribir y practiqué mis clases de mecanografía en las cuales nunca me había ido bien. Empecé a escribir la novela que había creado en mi cabeza, pero me encontré con bastantes impedimentos al tratar de pasarla al papel. En ese tiempo vivía un primo en mi casa… fue al primero en saber que quería ser escritora y que iba a escribir mi primera novela. Como era de esperarse para escribir media página me demoraba todo un día, pues siempre me equivocaba y tenía que volver a empezar (me alegra mucho que hoy exista el computador). Mientras escribía en la maquina, me preguntaba como hacían los grandes escritores para sacar libros de 1000 hojas si yo ni siquiera podía sacar media página en un día. Entonces un día llegó mi primo, se sentó conmigo a leer “mi novela”, de la cual llevaba mil días escribiendo y solo tenía dos páginas llenas errores, al final mi primo por molestarme me dijo que la verdad pensara en otra profesión porque al paso que iba, me iba a demorar escribiendo una novela toda la vida. Tenía razón y rompí las dos páginas que tenía escritas llena de frustración. Para mi fortuna llegó el computador a mi casa con mi gran amigo “Word”… TATATAN!!!! Ahora si podría escribir pues no tenía que repetir mil veces la misma página,  y podía escribir las historias en el orden que yo quisiera para después de escrito corregirlo a mi antojo. Entonces pude retomar mi sueño de escribir, aunque nunca dejé de escribir en mi diario. Me di cuenta que era muy buena contando historias y creando personajes. Cuando empezaba a escribir, la mayoría de las veces no terminaba las historias pues me quedaba jugando con los personajes y me salían tres historias más. Cada personaje lo creaba con su personalidad, lo ponía a interactuar en mi cabeza entre si con otros personajes y disfrutaba creando la historia de cada uno para hacerlos reales. Yo era la ama y señora de mis historias y decía que le pasaba a cada uno de los personajes: si se enamoraban, si se enfermaban, si les pasaban cosas tristes o felices… siempre era yo la encargada de hacer de ellos mil historias y crear mil dramas a su alrededor. Entonces me pregunté quien era el escritor de mi propia vida, me pregunté de quien era producto mi historia… me llegó la sensación de pensar que yo era un instrumento de alguien que escribía mi historia y que cada uno de mis días era una página de un guión o de una novela. Siento que soy el instrumento de un escritor y que mis acciones están condicionadas por las acciones de los otros personajes que actúan conmigo. En mi historia hay antagonistas, héroes, príncipes azules que se convierten en sapos, brujas, tragedia, enfermedad, momentos cómicos y todos los ingredientes perfectos para hacer una gran drama-comedia.
Como pasa en la Serie de televisión  “Once Upon a Time”, con cuyo título empiezan todos los cuentos de Hadas: “Había Una vez”. En esta serie los personajes de los cuento de los Hermanos Grimm y de Walt Disney se unen para hacer una sola historia. Una historia donde la Bella y la Bestia existen; donde Hook se vuelve bueno y a diferencia del cuento que todos conocemos fue víctima de Peter Pan en el mundo del Nunca Jamás y además es el príncipe azul de la hija de Blanca Nieves. Una serie donde todos los personajes interactúan entre sí en un pueblo perdido llamado Storybrooke. En este pueblo la magia hace parte del diario vivir de los personajes, los malos se vuelven buenos y los buenos pueden ser lo villanos de la historia, pero eso sí los que alguna vez fueron villanos no tienen derecho a un final feliz por más buenos que se hayan vuelto. Pero en esta serie es en la única serie que como yo los personajes se cuestionan de quien es el autor de sus historias. Uno de los protagonistas Henry, el hijo de la hija de Blanca Nieves, que había sido adoptado por la bruja malvada del cuento se compromete a buscar al escritor de todos los cuentos para poder crear un final feliz para su mamá adoptiva la bruja malvada de Blanca Nieves que por amor a él se volvió buena. Pero a pesar de su arrepentimiento está condenada a no tener un final feliz. Ellos encuentras al escritor de sus cuentos, en cambio yo me sigo preguntando, quien puede ser el escritor de mi libro o de mi historia, con quien puedo hablar para conseguir mi final feliz y por lo menos entender un poco más la cadena de sucesos que me rodean.


Según mi Fe el escritor de mi historia tendría que ser Dios… entonces ¿El Dios de mis personajes seré yo? ¿Como el Dios de los personajes de Storybroke, es el escritor de los cuentos?.

jueves, 9 de abril de 2015

EN UN DÍA DE MUCHO VIENTO, APARECIÓ ESTE ESCRITO EN MI CABEZA.

Durante las largas esperas (antes de una cita con algún cliente, o médica, o un trancón en un taxi) suelo tener un libro en la mano o un cuaderno para hacer de las esperas solo momentos fugaces en los que puedo hacer algo útil. Ahora gracias a la tecnología es más fácil teniendo mi iphone , eso hace que las esperas no sean un tedio y termine hasta disfrutándolas. Hace un tiempo durante la espera para una reunión con un cliente, mis dedos comenzaron a escribir lo que mi corazón les dictaba… Salió un pequeño escrito en versos… sin rima, sin métrica, sin formalismos, pero lleno de sentimiento. Por esto lo quiero compartir.

Como un roble trato de estar,
Con los pies en el suelo
y tratando de enterrarlos en el pavimento para no caer.
El viento de la adversidad
sopla con fuerza tratando de derrumbar
lo que trata de permanecer en pie.
Por mas fuerza que tengan mis piernas,
por mas que luche y entierre los dedos de los pies
entre las hendiduras de los andenes,
no logro evitar que mis piernas tiemblen,
que mis lágrimas broten y vuelen con el viento.
Mi corazón se quiebra en mil pedazos,
mis lagrimas brotan y vuelan sin que las pueda detener
como las hojas de los árboles caídas.
Vuelan Reflejando la angustia que genera la fuerza
inhumana que ejerzo en mis piernas para no dejarme caer.
¿Hasta cuando me podré mantener en pie?
¿Hasta cuando si mi mayor fuerza eran mis sueños y siento que los perdí?
Mi fuerza la ejerzo en mis piernas movida por la curiosidad de pensar
Que es lo que puede pasar en la próxima escena de esta novela sin final.


Esto lo escribí un día donde había tanto viento que parecía que en cualquier momento podía salir volando. Ninguna hoja quedaba colgada en los árboles y el frío era aterrador. Un día triste que se puede aplicar a cualquier día cuando la desesperación y el no saber que hacer nos sega, nos roba los sueños, la perspectiva, el aliento y la vida se nos ahoga entre las lágrimas. Sin embargo, como cualquier tormenta, el viento se calmo y salió el sol y descubrimos en medio de la tristeza que una luz aparece y una nueva luz nos abre un nuevo camino. Entonces lo debemos tomar, porque vivir en la tristeza y haciendo fuerza para aferrarnos al pavimento no es divertido y pierde la magia.