Introducción

Siempre he querido tener un espacio en el que pueda publicar mis escritos para aquellos que los quieran leer, no sigo reglas y simplemente dejo a mi imaginación que escriba lo que quiera decir. Escribo de todo, de la vida, bitácoras de viajes, lo que me preocupa y mil cosas más. Bienvenidos a todos aquellos que quieran conocer mi mundo!

miércoles, 30 de noviembre de 2011

ENTRE EL ARTE Y LA RUMBA, CON SABOR A MEXICO

Y sigo con las mil anécdotas de todo lo vivido en México al lado de mis grandes amigos.

Cuando llegamos de Acapulco con Rafa, llegué a casa de Talía en la madrugada. Eduardo (novio de Talía) me abrió la puerta entre dormido y despierto. Yo moría de pena, pero él estaba fresco y como siempre me recibió con una gran sonrisa. A la mañana siguiente, Talía y Eduardo se fueron desde temprano para una junta en su oficina. Yo me quedé descansando, mientras su empleada (la señora Gloria) me hizo un suculento desayuno con quesadilla mixta (Quesadilla con jamón y queso) y un vaso de agua de Jamaica. En la tarde cuando llegaron mis anfitriones, nos fuimos a dar un paseo por los lados de Coyoacán que aun no había conocido. (Coyoacán es una colonia hermosa que en tiempos de los indígenas era un sector de coyotes, por eso su nombre. Además es rica en piedra volcánica que se formó desde la erupción del volcán Xitle, producida en épocas antiguas hace varios siglos atrás. Esta colonia esta ubicada en la zona sur de la ciudad de México, y está llena de construcciones coloniales que alguna vez fueron habitadas por grandes artistas). Durante nuestro paseo por Coyoacán pasamos y vimos desde afuera la Casa Azul de Frida Khalo, la casa donde vivió Trotsky, por varias calles con casas grandes, coloniales, hermosas y llenas de color; por cafés de Trova, por pequeños restaurantes cuidadosamente decorados, por almacenes pequeños, en fin. Es un sector en el que se respira bohemia, arte, e historia por doquier. Luego fuimos al Centro Nacional de las Artes (Cenart), también ubicado por la misma zona. Un sitio con magia propia, músicos en cada rincón, artistas, cinéfilos, escultores y actores; con una plaza de cines imitando las salas de cine de los años 50; con los grandes estudios cinematográficos del país, que además tienen el laboratorio de revelado y transfer ahí mismo. Por sus corredores caminaron los grandes del cine como Pedro Infante, Cantinflas, y otras estrellas que hicieron parte de la edad de oro del cine mexicano. Es un lugar donde se conjugan todas las artes en perfecta armonía. Es un complejo artístico y arquitectónico precioso, lleno de color, de esculturas, de arte, de vida, y emoción. Caminamos por él y me deleité con cada cosa que veía; por ejemplo hay unos arbustos con formas de olas en los que se esconden miles de gatos, entonces la gente va, les da comida, y a veces hasta los adoptan. O también nos encontramos con una exposición de Juan Soriano que no podíamos dejar de ver, (Juan Soriano es un escultor mexicano de talla internacional, y cuyas obras están por toda la ciudad de Mexico y por todo el país; hay obras muy destacadas en la Avenida Reforma por ejemplo. Es un gran orgullo nacional mexicano). Era una recopilación de esculturas muy especiales, entre abstractas y realistas con formas esféricas. Caminamos por entres ellas, tomamos divertidas fotos imitando las posiciones de las esculturas, y pasamos un momento divertidísimo. Antes de irnos pasamos de nuevo por las salas de cine que estaban al lado del estacionamiento, y nos encontramos con la realización de un cortometraje con actores argentinos. Entonces decidimos tomarnos un break para fumar, y entre los tres identificamos lo roles de cada uno: quien era el productor, quien la directora de arte, quien el director, y quien el asistente o asistonto que no hacía sino correr de un lado para el otro. Para donde quiera que miraba había arte, cine, esculturas, pintura, arquitectura, música, en fin. Una experiencia muy enriquecedora y especial.
     
En la noche moríamos de cansancio pero la fiesta debía seguir, era el viaje de mi vida y tenía que disfrutar cada segundo. Empezamos entonces en un restaurante cerca de la casa de Talía, en Coyoacán, para que probara los mencionados chapulines. Era un restaurante muy bonito, cuidadosamente decorado y como todo México lleno de color. Entonces llegó el suculento plato; los Chapulines son insectos de la familia de grillos, y se comen en México desde la época prehispánica. Para prepararlos se hierven un rato y luego se fríen. En este restaurante nos los sirvieron con Guacamole y tortillas de maíz tostadas. Me sentí muy rara comiendo insectos, aunque estos saben mejor que las hormigas culonas que se comen en Colombia. El siguiente plato lo pidió Eduardo, fue un Chile dulce relleno con plátano maduro. Olía y se veía delicioso, entonces Eduardo me ofreció probar un poco. Antes de probar le pregunté si estaba picante, grave error, el me contestó que no, que era un chile dulce y que estaba increíble. Cuando comí el primer bocado, casi me sale humo por las orejas. Estaba picantísimo, me tomé toda la cerveza de un sorbo y un mezcal que ya había pedido. Todos morían de risa. Entendí que Eduardo no es una fuente confiable para saber si algo de comida está picante o no, pues el tiene una tolerancia al pique bastante alta y hay cosas que pican que él ni las siente. En medio de la comida llegó un amigo de Talía y se sentó con nosotros. Talía moría del cansancio. Yo la verdad quería seguir de fiesta, entonces el amigo de Talía me propuso ir a bailar salsa a un sitio llamado Mama Rumba (en Plaza Loreto no muy lejos de donde estábamos), y ahí terminamos. La verdad me descrestó. No pensé que en México les gustara la salsa y la bailaran tan bien. Me la pasé de pelos, bailando, tomando mojitos, y cerveza XX Ámbar. Mirando a todos bailar, y aprendiendo a dar vueltas como ellos. Me costó trabajo agarrar el paso mexicano, pues bailan dando muchas vueltas a las que no estoy acostumbrada, pero al fin y al cabo latina soy y logré bailar como siempre lo hago (hasta que los pies no me daban más). Además tenía un gran parejo de baile del cual aprender y del cual me enamoraron sus ojos. Cuando cerraron el lugar, regresé a casa de Talía a descansar. Al siguiente día ella me despertó pues teníamos un plan turístico y una agenda bastante apretada. Desayunamos, y luego empezamos nuestro día por los museos de la zona: “La Casa Azul” y el “Anahuacali”.

“La casa Azul” es alucinante. Está organizada de tal forma que sentía que en cualquier momento saldría Frida de uno de los cuartos para darnos el tour por toda su casa. Frida nació en esa casa, y allí pasó la mayor parte de su vida acompañada también de Diego Rivera. En esta casa fue donde escondieron a Trotsky durante su exilio, y en la cual se hicieron amantes Frida y él. Estaban sus objetos personales, su corsé de yeso perfectamente lleno de dibujos, su cama, sus colecciones, su vajilla, en fin. El patio grande cuidadosamente cuidado y lleno de flores, y el color azul que reina por toda la casa de aquella gran artista que sufrió hasta el cansancio. Su historia, sus poemas, su ideología, y su obra; me hicieron sentir plenamente identificada por el dolor constante que sentía, y que a pesar de todo la hacían sentir viva. Tengo que confesar que hubo momentos en que la emoción y la tristeza me hicieron llenar los ojos de lágrimas. Estar allí era como un sueño. Al lado de la casa azul, el museo adecuó la casa vecina para poner la colección de botos de Frida Khalo. Estos son unos pequeños cuadros que realizan las personas humildes para agradecer a los Santos algún milagro que les concedieron. Son escritos que se caracterizan por tener una pésima ortografía (Peor que la mía y eso es mucho decir), y pésima redacción, lo que los hace más atractivos para el ojo del turista como yo. Había uno en especial que contaba la historia de unos bandoleros que entraban a la casa de alguien a atracar, mataban a la familia, dejando únicamente a una pequeña niña viva. La leyenda empezaba diciendo algo como esto: “(…) los bandoleros entraron a la casa y mataron al señor tal, hasta dejarlo bien muerto…”. Yo quisiera saber como lo pueden matar a uno hasta dejarlo bien muerto… Y así por el estilo habían varios. Talía, Eduardo, y yo moríamos de risa leyéndolos y además contemplando los dibujos mal hechos sin ninguna perspectiva, con las personas dibujadas sin ninguna proporción. Algo muy peculiar y típico de la cultura popular Mexicana. Luego seguimos nuestro recorrido. Eduardo nos abandonó pues tenía que ir a trabajar, y a cambio nos alcanzó el amigo de Talía que había sido mi compañero de baile la noche anterior. Llegamos al Anahuacali, una construcción arquitectónicamente espectacular. Este museo fue diseñado por el exponente del Muralismo mexicano Diego Rivera para albergar su vasta colección de piezas precolombinas, una de las más grandes del país, que fue recolectando desde su regreso de Europa en 1920. Retomando características de la arquitectura Teotihuacana y azteca, Diego Rivera planeó este espacio como un sitio donde se llevarían a cabo diversas expresiones del arte como teatro, danza, pintura y música, inmersos en una atmósfera cuya arquitectura es una búsqueda de la esencia de lo mexicano a través de su rico pasado precolombino. El diseño del museo imita un teocali, que significa "casa de energía". El museo se construyó con piedra volcánica tomada del mismo terreno proveniente de la erupción del Xitle y elementos arquitectónicos indígenas, de esta forma se pueden conocer las raíces prehispánicas así como el origen de cada corriente cultural que predominaba en la zona.Talía no entró con nosotros al flamante museo, pues esta lleno de peligrosas escaleras, y ella con su embarazo prefirió esperarnos afuera. Entramos, y empezamos el recorrido por el laberinto de la casa. Diego Rivera, según lo que nos dijo el guía del cual tengo mis dudas, pensaba habitar ese espacio y además pretendía que guardaran sus cenizas al lado de las de Frida en una especia de altar ubicado en las bóvedas del templo. Es alucinante ese lugar. Está construido bajo el concepto de la creación del mundo y las diferentes eras de la tierra explicada en la filosofía de los Aztecas. Pero lo mejor de esta experiencia fue el guía. Según él, Diego Rivera era un fascista – comunista. ¿Me pueden explicar como puede ser una persona Fascista – comunista, al mismo tiempo? No se, pero para él, el tema era muy claro. Además decía que el Anahuacali era un templo que parecía un robot, que en cualquier momento le saldrían patas y acabaría con el D.F. Definitivamente cada cual con su locura y su imaginación. El templo era tan hermoso, que poco nos importo lo que el guía decía. Cuando terminamos el recorrido y salimos del museo, detallamos la escultura de Javier Marín que estaba a la entrada del Anahuacali. La primera vez que vi algo de este escultor fue en una exposición en un museo en Cuba en compañía de Talía, quien en esa primera ocasión me dijo que era de sus escultores favoritos. Es un escultor Mexicano que se especializa en figuras del cuerpo humano en dramáticas posiciones o con dramáticas expresiones. Las esculturas son hechas en diferentes metales o en yeso. La escultura que estaba en el Anahuacali, era una cara de gigantescas dimensiones tallada en bronce que de lejos por su talla parecía madera. En mi opinión personal, las esculturas de Javier Marin encajan perfecto en el concepto del cuerpo sin órganos de Bacon. Es alucinante de verdad. No podía faltar la foto con Talía en la gran escultura.
También en la entrada había una especie de obra artística, si así se puede llamar, hecha en palos de madera perfectamente pulidos y cortados. La historia es que un joven escultor, ganó un concurso para exponer en la entrada del Anahuacali su gran obra abstracta que realizaría a partir de palos irregulares y sin pulir, para darle un toque ecológico al tema. Fue a conseguir palos de todos los tamaños, y los había apenas puesto para realizar su obra. Era el día de muertos, por lo que el joven escultor dejó su obra todavía incipiente a cargo de su ayudante y se fue a celebrar. Al siguiente día encontró que su asistente había pelado todos los palos, los había limpiado, pulido, y los había dejado todos del mismo tamaño. Lo que acabó con su obra del todo. En el museo la dejaron la construcción a medio terminar, para recordar la anécdota. Son cosas que llaman la atención de un lugar tan lleno de arte y de vida.
Y aunque el día trascurrió, ya dará pie para el siguiente escrito de mi increíble viaje.