Introducción

Siempre he querido tener un espacio en el que pueda publicar mis escritos para aquellos que los quieran leer, no sigo reglas y simplemente dejo a mi imaginación que escriba lo que quiera decir. Escribo de todo, de la vida, bitácoras de viajes, lo que me preocupa y mil cosas más. Bienvenidos a todos aquellos que quieran conocer mi mundo!

martes, 19 de junio de 2012

MI GENERACIÓN


He estado durante toda la tarde oyendo una emisora de nombre “Fantástica”. Descubrí  que me encanta. ¿Pero por qué me encanta? Me sé todas las canciones. Aquellas canciones de Soda Stereo que escuchaba cuando estaba en el colegio. O que tal volver a oír a los Prisioneros con su ”Baile de los que sobran”; o las canciones de Shakira… esas canciones de su álbum “Pies descalzos”, cuando era pelinegra y gordita aun. O que tal las canciones de Franco De Vita como “Somos tres”; o a Juan Luis Guerra con “Ojala que llueva café en el campo” o “Te regalo una Rosa”. Esas canciones con las que tantos aprendimos a bailar y oíamos en los bazares y en los proms de los colegios.
El que empezó a leer esto y se siente identificado es porque es de mi generación, pues son las canciones de finales de los 80 que seguían siendo un hit durante los 90s. Son las canciones que definen nuestra ideología, nuestra manera de pensar y de vivir, nuestra identidad. Pero el remate de todo fue escuchar “Mi Generación”, esa canción que cantaba Andrés Cepeda cuando existía Poligamia. ¿Se acuerdan? “Yo nací con mis vecinos, cuando hablar era un delirio, allá en el 73…. (…) De mi casa hasta Unicentro, nunca tuve mucho tiempo para preguntar por qué… “ Claro, esto lo entiende mi generación colombiana, más que las generaciones de otros países, aunque hay factores comunes entre todos.  
Somos una generación que se debate entre el estrés y el éxito, entre el hogar y la vida laboral. Y la peor parte no la llevamos las mujeres. Aunque gracias a muchos esfuerzos, y a la falta de tiempo de hoy por el afán de sobresalir, los hombres han aprendido a cocinar, a arreglar la loza, y a mantener el orden del hogar. Esto no hace felices a muchas mamás de estos nuevos hombres, que crecieron bajo el principio de que el hombre se debate en la esfera pública y la mujer en la esfera privada del hogar. Pero esta fue la vida que nos tocó vivir a todos. Nos guste o no. Hoy Hombres y mujeres trabajamos a la par y así nos debemos ayudar Sin embargo somos una generación inestable. Todos sabemos que hoy estamos en un lugar, pero mañana no sabremos donde vamos a estar. Una generación en la que no existe la seguridad laboral, no existen las parejas de amor eterno como las que vivimos con nuestros padres. Todo termina, todo es volátil, como nuestro diario vivir. Estamos tan preocupados por el presente, y por el mucho trabajo que tenemos diariamente, que dejamos de lado otras cosas sin darnos cuenta que el trabajo seguramente mañana no lo tendremos. Somos ambiciosos y todos soñamos con nuestra empresa para no pensar en que mañana terminaremos sin trabajo y sin saber que hacer. Una generación donde nos esforzamos por aprender cada día más, y conseguir una mejor oportunidad laboral. Esa generación X de la que habla Andrés Lopez en la pelota de Letras. Mujeres que nos debatimos entre ser mamás y el ser ejecutivas, la independencia y la libertad y el deseo innato en muchas de nosotras de ser mamás. Una generación que se contradice todo el tiempo entre su afán y sus sueños.
Una generación condenada al estrés, al afán, al correr cada día con más cosas de las que podemos hacer para sentir que somos útiles e indispensables. Personas que día a día nos queremos devorar el mundo. Una generación que aun sueña con las canciones que hicieron parte de la banda sonora de nuestras vidas en la adolescencia. Aquellas canciones con las cuales nos llenábamos de energía y alimentaban nuestras ganas de ser grandes. El poder hablar de sexo a viva a voz cuando aun era un tabú, poder ver a la persona que amabas a través de “La persiana Americana”. Tiempos en los que estábamos llenos de sueños, sin saber con el mundo que nos íbamos a enfrentar. Un mundo donde todo es afán, todo es para ya, y como la tecnología va más rápido de lo que nosotros podemos ir, todo es más rápido, más inmediato. Y tanto frenetismo, en el fondo ha condenado a mi generación a la enfermedad, a la frustración y a la inestabilidad.
¿Si no hay una estabilidad económica, como puede haber una inestabilidad emocional o de pareja? Hay quienes lo logran, los admiro. Pero la carrera va tan rápido para saciar nuestra ambición, que la familia y la pareja han quedado en segundo plano. En el caso de las mujeres, o de mi caso, la mayoría hemos luchado tanto por ser profesionales que cuando queremos armar una familia no tenemos como, estamos solas. Siempre hemos dejado ese frenético afán por encima de pensar en formar una familia como en la que nos tocó crecer. Entonces ya estamos demasiado grandes, y como tener pareja ha sido un tema secundario en nuestras vidas, ahora no es fácil estar con alguien. Nos acostumbramos a ser demasiado independientes. Entonces nos quedamos muy solas. Además porque siempre tratamos de tener más plata porque nunca sabemos cuando nos vamos a quedar sin trabajo, y hay que estar preparadas. Entonces los ideales que nos inculcaron pequeñas y los juegos de muñecas, quedaron en los armarios de las casas de nuestros papás. Nosotras nos dedicamos a ser profesionales y a correr sin saber a donde, pero a correr sin sentido. Digo sin sentido porque en el momento en el que ya se acabó el trabajo, se nos acabó la fuente de nuestras vidas, la razón de ser y queremos morir. Pero no es un problema solo de las mujeres, los hombres también van en una carrera que no saben donde parar, y un miedo a formar familia porque no van a tener como sostenerla. Si difícilmente se sostienen a ellos mismos. La pregunta entonces es:  ¿que pasa si forman una familia, y mañana se quedan sin trabajo? ¿Que pasa con su familia? Con el sueldo de una sola persona no alcanza para el diario vivir.
Somos una generación triste, que ha vivido la violencia en carne propia. No conozco la primera familia colombiana que no tenga un secuestro cerca, o a la que no le haya estallado una bomba al lado de la casa, o del carro, o de la oficina. Una generación que además de toda la inestabilidad que vivimos, aprendimos a agachar la cabeza mientras las balas se cruzan para poder seguir corriendo en nuestro afán por salir adelante con las pocas herramientas que nos la sociedad. Somos nosotros solos contra el mundo.
Somos el resultado de una generación dolida, que anda en el afán incontrolable por salir adelante, pero es una generación más sola que acompañada. Una generación que va de afán por el mundo por defender un momento, porque a largo plazo no pensamos. Seguro no tendremos trabajo y hay que mirar como podemos hacer de ese tiempo un momento más seguro. Una generación Workoholic que va de frente al mundo afrontándolo todo y poniendo la cara así el golpe lo recibamos en pleno. Pero entonces pensamos que son los golpes los que nos harán más fuertes. Esa es mi generación, pues al final solo quedará el baile de los que sobran, y no queremos ser uno más del montón… así ya lo seamos.
¿Donde quedaron los sueños de las canciones? ¿Donde quedaron los sueños de grandeza? Se perdieron en nuestro afán por sacar adelante el día a día.