Introducción

Siempre he querido tener un espacio en el que pueda publicar mis escritos para aquellos que los quieran leer, no sigo reglas y simplemente dejo a mi imaginación que escriba lo que quiera decir. Escribo de todo, de la vida, bitácoras de viajes, lo que me preocupa y mil cosas más. Bienvenidos a todos aquellos que quieran conocer mi mundo!

lunes, 23 de diciembre de 2013

ENTRE CUENTOS DE PRINCESAS Y DE SAPOS

 Para los que no me conocen, soy una pelinegra, de piel blanca como la nieve, y de labios rojos como una manzana. Mis crespos negros, ahora adornados de algunas canas, enmarcan mi cara y tengo ojos grandes y expresivos que reflejan todo lo que siento por dentro.  Algo pretenciosa mi descripción.. ¿verdad? pero si no lo digo yo, que me siento princesa… ¿quién lo va a decir? ¿quién si los príncipes que se cruzan por mi camino, terminan siendo unos sapos? Si… Siempre he sido una princesa, rodeada de amor y cariño. Y siempre he buscado príncipes entre los pantanos de los sapos. Irónico ¿no?

Los que ya me han leído saben que tengo una fuerte aberración con los cuentos de hadas, pero es que de verdad esos cuentos marcaron mi vida y me dañaron la existencia. Además alguna vez me dijeron que parecía salida de un cuento, y me lo creí. Pero para contextualizar la historia, tengo que hablar de mi prima la pelirroja. Ella es completamente opuesta a mi. Es una pelirroja natural, de ojos verdes, boca de confite, y actitud encantadora. Nunca le gusto el cuento de las princesas y se veía más como la protagonista de la película Rebelde de Pixar. A ella le gustaban las aventuras, y a mi las muñecas. Igual siempre fuimos un dúo dinámico, y llenamos nuestras vidas de historias y anécdotas para morir de risa. Historias de una rebelde y una princesa que poco sabía aventurar, pero que gozaba con cada locura de su cómplice la pelirroja.  El cuento va a que hace unos años, estábamos en un café medio bohemio, que es difícil de encontrar en el Parque Lleras de Medellín, y estábamos tomándonos un café. Raro en nosotras, pero fue verdad. El mesero que nos atendió, se quedó mirándonos… después de varias visitas a la mesa donde estábamos sentadas, nos dijo que las dos parecíamos salidas de un cuento de hadas. Las dos nos miramos, y nos quedamos pensando… No supimos si decir gracias, o que. Quedamos sorprendidas. Mi prima con su pelo rojo casi hasta la cintura y sus ojos verdes brillantes,  y yo con mis crespos enmarcando mi cara y los ojos sorprendidos. Cuando el mesero vio nuestra sorpresa, nos dijo que de verdad parecíamos mujeres irreales. Mi prima me miró y se quedó pensando… Luego dijo, “Oiste... si salimos de un cuento de hadas ¿de cual fue que salimos?”. Yo reventé de la risa, y le contesté que ella de Rapunzel y yo de Blanca Nieves que era la única princesa pelinegra que existía en los cuentos. Las dos no reímos por un rato y el hecho hizo parte de la lista de historias y sucesos que vivimos juntas. Sin embargo yo me quedé con la historia viva en mi cabeza, y de verdad me creí que parecía una princesa. Una princesa que sin querer busca un príncipe azul, pero parece que no lo busca bien porque solo termina estando con sapos que de príncipes no tienen ni una sola verruga.

Pero el cuento va a que sé que no soy la única que se cree princesa. Muchas de las criadas con la fatal tara de Disney, soñamos con ir por la vida buscando al príncipe azul que nos corresponde y que al final del cuento nos casáramos y seremos felices hasta el final. Aunque odio ese lema, me doy cuenta con los años que también lo ando buscando. Y la verdad en casi todos los casos al contrario de que los sapos se conviertan en príncipes, los que parecen príncipes con los días se convierten en sapos. Como hacer para no encontrar tanto sapo, y ver por fin a un príncipe? A mi no importa si tiene caballo blanco, o va vestido de azul... yo solo quiero un hombre real que me quiera como soy. Porque la verdad, aunque me crea el cuento de que soy una princesa; poco tengo de princesa tengo más de mujer confundida y real, y que a veces confunde los cuentos con la realidad o quiere hacer de la realidad una fantasía. ¿Será mucho pedir un hombre real, que me quiera y me acepte como soy, con mis fantasías, mis locuras, y mis ínfulas de mujer independiente? Soy toda una paradoja, una mezcla entre mujer independiente y dependiente princesa de cuentos de hadas. Y que esa fatal mezcla la ha llevado a buscar en los pantanos lo que debería buscar en los castillos.   

lunes, 4 de noviembre de 2013

EL TITULO DE UN LIBRO QUE LOGRÓ MEZCLAR UN VICIO Y UNA PASIÓN (LA DIVA NICOTINA)

Una de mis paciones siempre ha sido ir al centro de la ciudad, a la Candelaria en Bogotá. Es un lugar donde se juntan mil historias… mil momentos, mil parejas caminan de la mano por las calles románticas, y otras por las calles demasiado transitadas.  El indigente se confunde con el empresario, la arquitectura de los 70 con la de los 50, y con el legado español que nos dejaron nuestros colonizadores. Donde existe el palacio que dice llamarse el palacio de Justicia, pero termina siendo el palacio donde ocurrió la peor injusticia de la historia colombiana. Donde todo puede pasar, y las cosas más extrañas te puedes encontrar… libros ocultos, antigüedades, artesanías, y una infinidad de cosas que ni siquiera uno se alcanza a imaginar. Yo solía pasar horas caminando por el centro de la ciudad, y contemplando la anacrónica de este lugar lleno de historia, de vida, y de desolación. Con los años lo he dejado de hacer, pero cuando voy, es como si volviera a vivir.
Pero el centro de Bogotá no solo es un lugar alucinante para mi, también es el centro de los rodajes de comerciales, o propagandas como se llaman tradicionalmente,  de este país. Por su estilo colonial los comerciales parecen filmados en una ciudad europea, y casi siempre son grabados en la misma calle: la Jiménez con séptima. Es la esquina mas filmada, más fotografiada, y mas enmarcada en la pantalla grande, chica y mediana de Colombia. Cuando trabajaba en Agencia, le decíamos el estudio 3. Entonces, en uno de esos días fríos típicos bogotanos, en los que teníamos que grabar un comercial del Grupo Aval y microempresarios en el estudio 3 (Centro de Bogotá); yo estaba en este alucinante lugar para supervisar el trabajo y velar por el buen resultado del comercial. Pero esta vez el comercial no se iba a grabar en la Jiménez con séptima, se iba a grabar en un sitio aun mas alucinante, en una librería. Wow… la locación era una librería en un callejón ubicado entre la calle  17 y la calle 20 mas o menos, desde la carrera séptima como hasta la 9 u octava. No estoy segura. Un callejón con una infinidad de librerías de libros de segunda mano. Lugares alucinantes y escalofriantes al mismo tiempo. Con tantos libros que no sabes cual ver. Y yo en la locación.
En cada corte, iba a buscar libros y títulos que me llamaran la atención. Parecía una niña chiquita en Disney. Si… para mi es alucinante entrar a las librerías, me antojo de todo y todo lo quiero comprar. Pero lo mas emocionante es por qué me enamoro de los libros… por los títulos. Un buen título me atrapa. No me importa el autor, no me importa el género, si tiene un buen título el libro me hipnotiza. A veces me leo cosas increíbles, y otras veces pésimos libros como “Chapolas Negras” de Fernando Vallejo. Pero ese día en esa libraría del centro, donde estaba en el rodaje de un comercial, encontré uno de los libros mas alucinantes que me he leído en la vida. Ahí estaba, con una caratula tan seductora como su nombre… Yo apasionada por el cine y el erotismo de las grandes divas como Luis Broks, Marlene Detrich, y aquellas primeras divas de la pantalla Grande que mas que Divas eran vampiresas. Además, debo confesar que soy una fumadora y amante de mi vicio… mi compañero, mi aliado, mi fuga en momentos de estrés, mi confidente en momentos de tristeza, mi compañero de lágrimas y de alegrías. Y ahí estaba… el libro que reunía en su título dos de las cosas que me apasionan en la vida. Fue como encontrar el amor de mi vida hecho libro. Y así fue… el libro se llamaba “La Diva Nicotina”, y en su portada tenía un torso de una mujer desnuda y seductora con un cigarrillo en la boca. No podía dejar de comprarlo. Además era una ganga… me costó $10.000 y mi cabeza la llevó al fantástico mundo de la historia del Tabaco. Claro que si el libro se hubiera llamado la Historia del tabaco, claramente ni lo hubiera visto, ni me hubiera interesado, ni me hubiera enamorado de él. Tenía que mezclar dos cosas que a mi personalmente me encantan y las disfruto al máximo. Fue el título, y cuando lo empecé a leer, me di cuenta que no solo había sido el título, que su escritura me llevó por un recorrido histórico increíble. Que a través de anécdotas entendí la importancia del tabaco en nuestra historia. Hasta a la historia de la publicidad me remontó, porque fueron los cigarrillos los primeros en utilizar estrategias publicitarias para aumentar sus ventas. Ese es un buen libro, el que te atrapa con un buen título y no te defrauda en la medida que lo lees. Entonces ese maravilloso libro de una librería del centro, se convirtió en mi mas preciado tesoro. Al lado de “Madame Bobary”, la biografía del “Che Guevara”, y “La insoportable Levedad del Ser”, está la “Diva Nicotina” en mi Biblioteca personal.
Cuando recién compré el libro poco importaba el nombre del autor, solo importaba el magnifico nombre que adornaba su portaba. Luego empecé a leer y su primera frase era una pregunta: “¿Por qué fumamos?”, y luego sigue contando como el autor adquirió el habito del cigarrillo. Entonces ahí es donde su nombre cobra importancia: Iain Gately un abogado graduado de la Universidad de Cambridge, apasionado por la escritura y la investigación. Entonces el libro sigue contando una escena en la que está el autor con un amigo en el metro de Tokio. Llega un Japonés y para entablar conversación con ellos les ofrece un cigarrillo. Claro, son los años 80, cuando aun los fumadores no éramos mirados y señalados como unos delincuentes.  Ian acepta el ofrecimiento, pero su amigo dice que no fuma. El japonés no puede creer que haya alguien que no fume en la vida, y varias veces le dice que no entiende, “¿que no fuma en el tren?, ¿O no fuma a esa hora del día?, Y en fin. Entonces Ian se pregunta como un vicio puede unir culturas, y unificar costumbres entre los diferentes continentes. Y es ahí en donde se remonta a la historia de los aborígenes americanos, y encuentra las raíces del tabaco. Recorre mil momentos históricos; La colonización de los estados americanos, la época de Napoleón en que decían que consumía el rape (tabaco en polvo ingerido por la nariz) equivalente a 200 cigarrillo; O durante la invasión de los franceses a España, cuyos soldados Franceses eran detectados por los españoles a kilómetros por el cantidad de tabaco que consumían. O que fue Hittler el que a través de varios estudios en el Holocausto descubrió que el tabaco producía cáncer pulmonar. O también que la historio de Pocahontas fue verdad, y que el famoso capitán Smith se enamoró de ella porque le interesaba que su familia le enseñara el tratamiento del tabaco. Pero después de mil datos increíble y a través de la historia mundial vista desde la perspectiva del tabaco, llegamos a la aparición del cine, donde fumar se convertía en la pantalla grande en el mayor símbolo de seducción posible. Y es ahí donde la caratula del libro cobra vida. Las grandes Divas fumaban para atrapar a sus amantes, y el cigarrillo se convirtió en manifestación sexual posible de mostrar en la gran pantalla. Además de ya ser un vicio mundialmente reconocido. Lo que era un ritual religioso para los aborígenes americanos, se convirtió en un vicio que acompañaría la historia mundial.
Luego de leer este libro, busqué diferentes representaciones artísticas en torno al cigarrillo. Encontré canciones, cuadros, y películas en las que se veía lo que el libro contaba y como era la representación sexual permitida. Todos hacen una oda al vicio. Encontré por ejemplo una canción de Ana Gabriel, en la que ella le cuenta sus penas de amor a un cigarrillo. También una canción por Gema y Pavel, cantautores cubanos, que menciona 1000 veces la frase: “Yo quisiera parar de fumar”; pero por una extraña rezón nunca lo logran dejar, y vuelven a caer entre las redes de humo que adornan al fumador. También la primera película de Michelangelo Antonioni con Lucía Bose, donde ella está en su cama, prende un cigarrillo, y habla por teléfono con su amante diciéndole que se quiere fugar con él y matar a su marido. Pero ninguna canción, ninguna expresión de arte, logran mostrar lo que este libro logró contarme a través de sus páginas. Como por ejemplo que Estados Unidos, se convirtió en imperio gracias al tabaco, y otras mil anécdotas que es mejor dejar que el autor las cuente.

Entonces, en aquel lugar alucinante, “El centro de Bogotá”, encontré un pequeño tesoro… un libro que no hubiera podido imaginar que existía si su titulo no  me hubiera cautivado como me cautivo. Un libro que volví a buscar en las librerías del norte de Bogotá, y no saben ni siquiera que existe. Un libro que apareció en mi vida y se convirtió en mi referente histórico favorito, y siempre lo cito mientras en mis dedos disfruto de mi cigarrillo matutino.  

domingo, 23 de junio de 2013

ES MUY DIFÍCIL BESAR EN LA MEJILLA A QUIEN ANTES BESABAS EN LA BOCA

Cuando se termina una relación uno puede quedar de dos formas: o aliviado por haber terminado una relación que a uno lo ahogaba, o destrozado. No hay punto medio. Con el tiempo si quedaste destrozado, pueden pasar varias cosas: o no lo vuelves a ver y no lo recuerdas más, o entendiste que ese no era para ti y logras ser su amiga, o nunca lo olvidas y cada vez que lo ves sientes que te tiemblan las rodillas. Cuando pasa esto último, pueden pasar dos cosas a su vez: o lo miras, y a pesar de que te tiemblan las rodillas, sientes un gran un cariño por esa persona sin rencor, lleno de alegría y buenos momentos; o a pesar de que los años han pasado, y el tiempo se supone que ha sanado las heridas, y además de que te tiemblan las rodillas, lo ves y sientes que aun lo extrañas y mueres por él. Esas dos son las que demuestran que de verdad amaste demasiado a esa persona que vuelves a ver.  
Si… quizás hoy la nostalgia me invade. Quizás tenga que ver que mañana es lunes, y que por lo general los domingos en la noche siempre llegan aquellos pensamientos nostálgicos a mi memoria para jugar con mis recuerdos. Y quizás por eso quiera hablar de aquellos amores que te hacen temblar las rodillas, así hallas terminado con ellos. De aquellos amores a los cuales aun extrañas y a aquellos a los que aprendiste a querer. Quizás hoy en medio de mi soledad recuerde a aquel que tanto ame, y ahora cuando lo veo lo debo saludar de beso en la mejilla pues aun soy su amiga. Entonces me acuerdo que alguna vez en un día de aburrición en mi casa como hoy, mientras hacía zapping de canal a canal,  encontré una entrevista de un famoso cantante al cual le preguntaban por una de sus ex esposas. Habían sido una famosísima pareja en los años 80 mas o menos, cuando Gallito Ramírez era la telenovela con mas rating entre los dos canales que en aquel entonces existían en la televisión colombiana.  Y cuando le preguntaron a Carlos Vives por la famosa “Niña Mencha”, él sonrió y se quedó pensando un momento. Luego dijo que nunca la iba a dejar de querer, pues cuando uno había amado con tal intensidad a alguien, ese alguien nunca se dejaba de querer así pasaran los años y así hubiera pasado lo que hubiera pasado entre los dos. Me quedé pensando en esa frase… y si… es verdad, cuando se ama demasiado a alguien uno nunca deja de querer a esa persona. Así hayan pasado muchos años. Y lo ves y te alegra de verlo de corazón, y puede ser tu amigo aparentemente, pero no te digas mentiras nunca será tu mejor amigo. O a caso ¿lo invitarías a conocer a tu nuevo novio? Claro que no. Si te lo encuentras en la calle no hay problema, lo ves le presentas a tu nuevo novio, le das un abrazo y parte sin novedad. Pero siempre queda algo en el momento, un recuerdo, una caricia pasada, o hasta un beso que nunca se dio. Le das un beso en la mejilla y sigues tu camino. Sabes que no quieres estar con el, pero tu corazón se alegra de haberlo visto y que estuviera bien. Esa es la primera opción de cuando lo vuelves a ver y te tiemblan las rodillas pero no lo extrañas, simplemente te alegras de verlo. Y sí, logras tener una relación cordial con él sin sobresaltos. Pero y cuando pasa la segunda opción y lo ves, y lo tienes que saludar de forma cordial de beso en la mejilla cuando antes lo primero que hacías era darle un beso en la boca. Entonces es cuando digo “Es muy difícil besar en la mejilla a quien antes besaste en la boca”, sobre todo cuando el tema es reciente.

Cuando se termina una relación, siempre hay uno que queda más enamorado que el otro. Si la relación fue muy especial, el que quedó menos enamorado querrá que el otro siempre esté a su lado y dice la magnífica frase que termina matando al más enamorado: “…pero sigamos siendo amigos”. ¿Amigos? “Amigo el ratón del queso y se lo comió”. ¿Cómo poder ser amigo de alguien a quien amaste, y a quien siempre saludaste con beso en la boca? ¿Cómo ser amigo del ser que amas? ¿Cómo ser amigo del que ayer fue tu novio, y hacer como si no doliera el corazón? Es de las cosas más difíciles que existen. Y entonces, si lo ves… ¿Cómo evitar darle un beso en la boca, y dáselo en la mejilla? ¿Cómo evitar contenerse y no quitarle los ojos a la mujer que lo acompaña? y ¿Cómo evitar entonces que no te duela el corazón en lo más profundo? ¿Cómo poder contener las lágrimas?. No es justo tener que contener las ganas de llorar, saludar con un beso en la mejilla al que amas y que alguna vez lo saludaste de beso en la boca, y conocer a la nueva novia del que ayer andaba de tu mano. No es sano ser amigo del que ayer fue tu novio, a no ser que ya el tiempo de verdad te haya enseñado que no quieres estar con él. Mientras tanto es matarte poco a poco. O por lo menos eso me pasa a mi… a ti no te pasa?